Las Ciencias Sociales y su Valor en la Investigación
Una segunda particularidad esencial de las ciencias sociales viene derivada de la propia naturaleza de la realidad social de la que se ocupa. En efecto, lo social, entendido en sentido total, se caracteriza por los rasgos siguientes: diversidad, complejidad, variabilidad e inmaterialidad. Lo social se ocupa de múltiples aspectos de la acción humana y a su vez de las relaciones que entre ellos existen y de sus continuas fluctuaciones. Esos aspectos y sus relaciones de interdependencia acaban fabricando un ente inmaterial que es eso que denominamos (convencionalmente) lo social y que ampara al mismo tiempo al ser individual y sus múltiples creaciones en colectividad (Prats, 2002).
Se puede afirmar que, después de muchas polémicas ha ido triunfando una visión abierta que considera a la ciencia como una actividad que produce un conocimiento permanentemente perfectible según aparezcan nuevas evidencias empíricas de la realidad o nuevas formas de entender las antiguos datos factuales. Aun dentro de esta concepción abierta es cierto que hay quien argumenta que por ciencia debe entenderse un conocimiento exacto, formalizado, completo y eficiente para la actuación y la previsión. Ante esta última definición, las ciencias sociales no podrían considerarse como tales ya que no pueden producir este tipo de conocimientos y no han conseguido tal grado de perfección metodológica para producir resultados exactos y totalmente objetivos. Ahora bien, parece ya generalmente aceptado que el conocimiento científico no se remite exclusivamente (aunque sí en gran parte) a la naturaleza de los resultados, sino que se refiere al tipo de conocimiento de la realidad que está conseguido de una determinada manera, mediante un determinado estilo de pensamiento y acción, para conseguir reproducciones conceptuales de las estructuras de los hechos, es decir para fabricar teorías factuales siempre parciales y falibles. Y pueden hacerlo porque la calificación de científico de un determinado conocimiento no viene dada por la exactitud e inapelabilidad del resultado finalmente conseguido, sino por el camino que se ha trazado para fabricarlo, es decir por la aplicación de un método: el método científico. Desde esta perspectiva las ciencias de lo social adquieren toda su potencialidad al asumir una carta de naturaleza de iguales posibilidades epistemológicas que las ciencias de la naturaleza, aunque tengan inconvenientes específicos y propios como ocurre también con estas últimas: las posibilidades son idénticas aunque las características sean diferentes (Prats, 2002; Hidalgo, 2003).